sábado, 30 de abril de 2011

Ni siquiera reconocía los rasgos del joven que hasta hace un momento había estado contemplando la luna a su lado. Cerró los ojos y sintió cómo él se apoyaba a su lado en la cama.
— ¿Quién eres...? —preguntó ella.
El chico cerró los ojos, que empezaron a temblar.
— Soy Sótoros —respondió. El feliz, feliz marido de Tanira.
Tanira también cerró los ojos, sin preocuparse en descifrar esa familiar sensación en el pecho. Sólo dejando que el sueño cayera sobre ambos.

No recordaba nada. Sólo tenía en su mente una cosa; Se había despertado tumbado en la cama de aquel lugar. Desconocía dónde se encontraba y cómo había llegado allí. Tampoco sabía cómo se llamaba ni por qué miraba tanto hacia el exterior de la pequeña y oscura habitación, sólo sabía que la luna no le agradaba, no le hacía sentir bien.
— Si no fuera por ti, esta noche podría sonreir... —susurró, y bajó del alféizar, dispuesto a dormir al fin.
El albergue era barato, no tenía nada de qué quejarse. Además, ni si quiera había pagado él.
Desvió la vista hacia el astro que lo iluminaba, daba la sensación de que lo estaba mirando.
Miraba la montaña, lejos, en el horizonte. Un suspiro después, todas las cigarras enmudecieron.
Estaba sentado en el alféizar de la ventana, la luz de la luna caía sobre él.

Constitución del blog

Este blog es como un Cadáver Exquisito, si bien aquí no partimos desde el último post, sino que hemos visto todo el proceso. Somos dos amigos que escriben y que pensaron que esto sería divertido. Al final del todo, nos reservamos el derecho a reunir todo el material publicado y aplicar nuestros ajustes, cada uno por su lado. Es decir, admitiendo que lo aquí mostrado es un proceso compulsivo en sucio, nos liberamos y podemos jugar, avanzando más allá de lo que imaginaríamos si tuviéramos que hacer la "gran novela española" así, a la primera y sobre la marcha.

Lo ideal será que cada día, alternándose, escribamos Onipse o Pintado un breve fragmento de lo que nos surja (relacionado mínimamente con lo anterior, aunque sea sólo en nuestra imaginación). Si no hay ganas, los colamientos son lícitos y no pasa nada. Escribiremos un poco por nuestra cuenta, y cuando las cosas empiecen a tomar forma ya empezaremos a clasificar en capítulos y esas cosas utilizando las etiquetas y las categorías del blog. Pero en principio ni siquiera hace falta poner título a cada post. Cada mes haremos una retrospectiva del rumbo general y bla, bla, bla...