sábado, 30 de abril de 2011

Ni siquiera reconocía los rasgos del joven que hasta hace un momento había estado contemplando la luna a su lado. Cerró los ojos y sintió cómo él se apoyaba a su lado en la cama.
— ¿Quién eres...? —preguntó ella.
El chico cerró los ojos, que empezaron a temblar.
— Soy Sótoros —respondió. El feliz, feliz marido de Tanira.
Tanira también cerró los ojos, sin preocuparse en descifrar esa familiar sensación en el pecho. Sólo dejando que el sueño cayera sobre ambos.

1 comentario: